martes, 5 de abril de 2011

Historias de parque

Hoy inauguro una nueva sección del blog, la voy a llamar Historias de parque, porque salen y saldrán muchos post inspirados en cosas que hemos visto en el parque, conversaciones que hemos oído, comportamiento de niños, padres, perros, loros, excavadoras… En fin, todo lo que nos vamos encontrando en el parque cuando vamos a jugar.
Lo primero contaros un secreto… Odio ir al parque! Shhh… Pero bueno, mi marido lo odia más y yo me lo tomo con humor porque, primero, no tengo más remedio; segundo, a Parrulín le encanta, le viene bien jugar y correr; tercero, ya disfrutamos de cálidas temperaturas; cuarto, observo a los demás niños, mamás y familias varias y quinto, tomo nota mental para el blog!
El sábado fuimos al parque cargados de cosas, se quiso llevar el camión, la pala, el rastrillo, la pelota… Salí de casa con tantas cosas que casi me olvido de Parrulín! Es broma, tan despistada no soy (o no suelo serlo, ja, ja)
Estuvimos jugando con la arena, los dos juntos, cuando se me acerca un nené de un año más o menos, que andaba con dificultad y no hablaba nada, se apoya en mí y quiere jugar con nosotros. Bien, aceptamos a todos los niños que vengan en el juego ¡faltaría más! Estuvimos jugando los tres un montón de tiempo. ¿Creéis que se acercó su mamá o papa? Nooooo.
Después de casi una hora jugando los tres, nos teníamos que ir. ¿Y ahora qué hago yo con este niño? No sé quién es la madre o el padre, no entiendo por qué no se han acercado, no voy a dejarlo solo. Pues aún estuve buscando a los padres durante un buen rato. Estaban sentados tranquilamente a la sombra, a unos 30 metros, sin prestar la más mínima atención a su hijo de un año! Tuve que ser yo la que me acercara y decirle “Oye, que me voy” A estos sí les gusta ir al parque! Encuentran a quien se encargue de todo y a charlar tranquilamente!
Mientras jugaba con Parrulín y “el otro” (que no es que fuera hijo de Nicole Kidman, sino que no sabía decirme su nombre, pero como yo le llamaba nené y parecía que me hacía caso, con nené se quedó) había otros niños cerca.
Un niño que no llegaba al año y sólo podía estar apoyado o se caía, quitó el apoyo y se cayó, normal. (¿Y la madre? No, no viene) Como estaba cerquita lo cogí, le levanté, le consolé un poquito, (¿y la madre? No, tampoco viene) le quité la arena de las manos (y del pelo, ya de paso) se echó a llorar, (¿y la madre? No, no viene). Creí que lloraba porque no estaba su madre, llevaba ya un ratito consolándolo cuando se da cuenta el padre. Era padre, no madre, el i-rresponsable de la situación. Estaba al lado! Pero a dos pasos del niño! Claro, estaba de charla con otros papás y ni se enteraba de lo que pasaba. A este también le gusta ir al parque! Total, pasa de todo! El niño cayó de culete y no le pasó nada, claro, pero si se cae hacia delante se da con el banco en la frente! Si es que le podía haber pasado cualquier cosa!
Jamás hasta ahora le he quitado un ojo de encima al niño! Que no es que tenga un ojo cosido a la camiseta, que quedaría algo raro el pobre niño, sino que yo no me quedo tranquila dejándolo con desconocidos. Y cuando casi ni andaba sin apoyo, no dejé nunca mis manos a menos de 10 cm de su cuerpecito por si se caía. Libertad vigilada, esa es la norma que se aplica en esta familia! Por favor! Si es que aún tiene dos años!!!
Imagino a este tipo de padres y su casa, en plan, si algún día quieres cenar, me avisas. Bueno, mejor me avisas el día anterior no vaya a ser que tenga un plan mejor! Si quieres meter el dedo en el enchufe avísame antes, no vaya a ser que esté tomando una cerveza en el salón y no te esté mirando! Si quieres coger el bote de lejía que hay en la cocina, sí, ese tan bonito con colores, avísame antes que lo quito de tu alcance! Si quieres hacer algo que no sea estar metido en el parque-jaula, avísame antes para que me acuerde de ejercer de padre/madre, que ya lo haré si tengo tiempo (y ganas)…
Creo sinceramente que no peco de proteccionista, no soy la típica “doña agobios” que no les deja hacer nada (que también los he visto). Por supuesto que me tiro al suelo y juego a todo lo que me proponga, jugar con la arena, con coches, con la grúa, con puzles, a leer un cuento, a cantar, a bailar, a hacer el payaso, y lo pasamos pipa, como dice él… “Mamá, que bien lo pasamos juntos” y yo me derrito, cuando jugamos a la torre... “Te voy a dar un beso porque lo has hecho muy bien” y me derrito más.
Pero también sé dejarle su espacio, apartarme cuando quiere jugar solo, esperar a ver si pide ayuda cuando veo que no es capaz de encajar las piezas, dejarle que lo intente varias veces, observar y esperar. Es importante para su desarrollo el aprender a resolver los conflictos. También en el parque espero antes de meterme en una discusión infantil, si la cosa no es normal intervengo inmediatamente, pero si están aclarando sus diferencias con tranquilidad, hay que dejarles su espacio. Tener en cuenta que pronto empieza el “cole de mayores” y en el recreo no siempre estará la profe justo a su lado, hay más niños también. Y su madre no va a estar ahí para sacarle las castañas del fuego en todo momento. No niego que me encantaría, pero el sobreproteccionismo y la absoluta dependencia no sería bueno para ninguno de los dos.
En fin, hasta aquí mi reflexión de hoy.
Mañana más!
Sean buen@s y felices!

8 comentarios:

  1. Yo también alucino con la tranquilidad de algunos padres, yo que si no veo a alguno de los mayores en el parque me entra un agobio que casi me muero y otros tranquilamente tomándose una cañita en un sitio donde es imposible verlos, en fin, hay de todo :)

    ResponderEliminar
  2. Hola nena !!!
    Lo del parke es de traka... valla c.j.n.e. los de algunos no ???
    En fin...
    Bss :D

    ResponderEliminar
  3. Hola linda, a mí me pasa como a tí, lo del parque no me enrolla mucho...y hay padres que por pasotas y otros por intervencionistas se te sientan en la boca del estómago...

    ResponderEliminar
  4. vale yo odio el parque, lo digo en alto. Pero claro también voy y si hay madres que van alli de chachara, y no cuidan de los pequeños, las raras somos las que jugamos con elllos y nos revolcamos en arena

    ResponderEliminar
  5. Pues me ha encantado la reflexión de hoy, mucho y estoy totalmente de acuerdo con loquee comentas. Ah mi bebe tiene 7 meses pero esta súper espabilada y le encantan los niños, grita de la emoción, si que yo también soy la madre rara que se tira al suelo a jugar con su hija y con los niños que vengan

    ResponderEliminar
  6. Rara es la vez que mantengo una conversación con otra madre. Siempre estoy rodeada de chiquillos! Igual me equivoqué de profesión...
    Gracias chicas por dejar un comentario, lo mejor del blog es ver que compartimos opiniones. No me siento tan sola y tan rara.
    Gracias.

    ResponderEliminar
  7. Veo que en todos lados pasa lo mismo!!! A mi tampoco me gusta mucho por esta razon, porque hay padres que "ni bola" a sus hijos, los dejan a la buena de dios, y asi tambien es como se comportan al jugar! Porque por ej. se empujan al subir al tobogan o se ponen en la entrada o en la bajada y no dejan que ningun nene baje y eso a mi me saca, porque tengo que andar metiendome y diciendole con mi mejor cara: "Mi amor deja pasar a los demas nenes, HAY QUE COMPARTIR!!!!!" Y juro que me da por el quinto! Y ni te cuento lo que sufro cuando Vi me pide ir al pelotero=inflable, que dejan subir a nenes bastante salvajes por llamarlos de alguna manera, y saltan y no se fijan que hay nenes mas chiquitos a quien pueden golpear, la mia es una pulga imaginate si le dan una patada!!! Yo tambien juego con mi piojita asi que somos unas cuantas "raras" jajajaja Bss

    ResponderEliminar
  8. Ale, tienes toda la razón, y en el pelotero además tienes que verlo desde fuera y es más dificil intervenir!
    Ains! Qué padres hay por el mundo!
    Madre mía todo lo que has leido hoy, no? Un beso reina.

    ResponderEliminar