viernes, 14 de marzo de 2014

Una sentimental

El otro día me preguntaron ¿Cómo te definirías? No me esperaba esa pregunta y no supe qué contestar. Eso de definirme no me lo había planteado nunca y me dejó pensando varios días. Sí, soy lenta para pensarlo, o eso o es que estoy muy ocupada. Recordé unos deberes del colegio en los que tenía que definir a mis padres con dos palabras. Para mi madre elegí dulce y cariñosa, para mi padre, inteligente y achaparrado. Debía de tener unos siete años o así. Se morían de risa en casa y en el cole con lo de achaparrado. Hoy me doy cuenta de la enorme diferencia sentimental que implicaban ambas definiciones y me sorprende que no fuera eso lo que les llamara la atención. Dulce no sé, cariñosa sí soy, y besucona, pero lo reservo para la familia. Achaparrada sí, pero preferiría no definirme así a mí misma. No me gusta “achaparrada”, sigo pensando entonces.  

¿Soy mujer, soy hija (o era, y lo fui entregando toda mi alma), soy madre, soy esposa, soy arquitecta? El estado civil no define a las personas y la profesión tampoco. Como dice la cantante gallega Sés “eu non escollín ser muller e galega; simplemente tiven sorte”, jeje, me encanta esa frase, seguro que la voy a utilizar más de una vez. Aunque madre me define mucho no llega a convencerme, deja fuera muchos aspectos de mi vida que también son importantes. No me vale ninguno de estos adjetivos, sigo pensando entonces. 

¿Soy divertida? Uf! Pues lo intento, de verdad que lo intento. Intento que cada día mis hijos sean felices y alegres. Hasta tal punto que en ocasiones me veo poseída por algo parecido a una animadora sociocultural infantil. Como cuando voy cantando y bailando en el metro, como cuando juego con ellos sin importarme el ridículo ni las miradas, como cuando me río a carcajadas… pero cuando ellos no están me inclino peligrosamente hacia la pena como una barca que naufraga ahogándose en el recuerdo. Yo quiero que en la crianza de mis hijos no falte en el sentido del humor, también es lo que pretendo en este blog y aunque a veces ha sido muy divertido, otras ha sido tan dramático como las circunstancias que me han tocado vivir, como la vida misma. Mejor me definiría… ¿bipolar? No, no, eso es un asunto mucho más serio que este. ¿Voluble? Mmm… quizá. ¿Veleta? Te vas acercando, caliente, caliente. ¿Descerebrada? Huy, ese sí que lo he usado muchas veces para definirme, al menos en el blog, pero en la vida real quedaría raro. ¿Cómo te defines? Descerebrada. No, no me convence tampoco. 

He llegado a la conclusión de que la palabra que mejor me define es sentimental. Sí, soy una sentimental. Me puede el corazón, lo entrego por completo, tanto si me lo piden como si no, tanto si lo merecen como si no, tanto si lo aprecian como si no. Soy una sentimental sin remedio, me dejo llevar por las emociones y por los sentimientos que van dándome bandazos sin cesar de aquí para allá. Y soy de las que se me cae la lagrimita por cualquier emoción, soy de lágrima fácil, pero que muy, muy fácil.  

La última vez que se me ha resbalado una lágrima por la emoción ha sido hace un par de días, en la batalla de Twitter por hacer que #NoSinMiTeta sonara fuerte y llegara a ser trending topic. Cuando leí que habíamos conseguido llegar al segundo puesto con más de un millón de twiteos se me escapó la lágrima. Me he visto emocionalmente implicada en este tema y saber que al menos nos han escuchado, me ha llenado de alegría y de emoción. 

Creo que no ha habido un momento importante en mi vida en el que no llorara de emoción. No hay boda en la que no llore, aunque sea del telediario o de una película. A mi hermana le escribí algo tan, tan bonito para su boda que algún día os lo pongo a ver si resistís la lágrima vosotros. Fue un cuadro de lectura, jajaja, yo leyendo el texto que tanto había preparado, imaginando que era una actriz en un escenario para evitar que la emoción echara a perder la lectura, y a pesar de eso terminé llorando, los novios llorando, las madres de los novios llorando, muchos invitados llorando, sin caer en la cursilería fue todo un despliegue de sentimentalismo abrumador. 

Con mis hijos he llorado de emoción desde el principio, con cada predictor, con cada eco, con la cada patada, con cada monitores, con cada nacimiento, con cada salida del hospital, con cada bautizo, con cada primer “ajo”, con cada primera sonrisa, con cada primer “mamá”, con cada primer paso… Bueno, y con los segundos, los terceros… He llorado muchas veces con ellos de emoción, también de orgullo, de impotencia ante su dolor… Cuando era un bebé cada vez que veía a Parrulín en brazos de su padre lloraba de emoción pensando lo buen padre que era y la suerte que tenía Parrulín con él. Me emociona ver a Xoubiña durmiendo junto a mi santo. Me emociona ver cómo se adoran mis dos hijos, se buscan con la mirada, son cómplices divertidos, se besan y se abrazan constantemente. Me emociona ver a Xoubiña sacando morritos exigiendo un beso de su hermano. Me emociona que prefiera darle besos a su hermano antes que a mí. 

Me emociona ver a una pareja de abuelos paseando juntos, quizá en silencio, pero juntos en su vejez. Me emocionan los primeros brotes de los almendros que se adelantan a la primavera. Me emociona ver un papá llevando un portabebés. Me emociona que alguien que hace mucho tiempo que no veo se acuerde de mí. Me emocionan algunas de las historias que leo en los libros. Me emocionan todas las canciones que llegan hasta el alma. Me emociona la lucha por los ideales y las batallas contra las injusticias. Me emocionan los gestos cariñosos, los detalles especiales, las miradas cómplices y las sonrisas sinceras. Me emocionan los reencuentros y también las despedidas. 

Para bien o para mal, he llegado a la conclusión de que la palabra que mejor me define es que soy una sentimental, irremediablemente y perdidamente sentimental! 

Mamá de Parrulín y de Xoubiña.
Otro día más.
Sean buen@s y felices.

3 comentarios:

  1. Pues ya somos dos, y ahora sabré como definirme.
    Porque me emociono con cada detalle, igual que me he emocionado con tus palabras de hoy.
    Y a veces me emociono tanto (como con la entrada anterior) que solo puedo llorar. Y no me salen las palabras, solo me salen lágrimas y abrazos.

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  2. Jo, pues me parece que me uno al club. En cualquier situación emotiva mis amigas me miran rápido para ver si ya estoy llorando a moco tendido...
    Un texto precioso Parrulina. Y además, también eres mu divertida, jejejeje...
    Muas!

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  3. Para mí cada vez es más difícil emocionarme y llorar por algo, la verdad es que con el paso del tiempo me va costando más.
    Que lloro, está claro, pero cada vez menos.
    Mi amiga Laurita sí es la típica que llora con facilidad.

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