jueves, 28 de agosto de 2014

Mientras ella quiera y yo me deje…



Hoy hace dos años que usé un sacaleches por primera vez, mañana cumpliré dos años de lactancia. ¿Quién me iba a decir a mí que iba a seguir dando teta dos años después? Pues sí. Mientras ella quiera y yo me deje…

Tal día como hoy, con un tremendo barrigón, dediqué toda la mañana a montar un banco para el salón. Era complicado manejarse con semejante barriga dando vueltas por el banco para ajustar tornillos. Por la tarde quedé con MdB para tomar algo y darme un sacaleches. Recuerdo que antes de despedirnos estuvimos hablando con una señora que parecía saber mucho de embarazos y de partos y que me aseguró que me quedaba al menos una semana más. No acertó nada, pero nada de nada.

Al llegar a casa empecé a usar el sacaleches por aquello de ir estimulando la lactancia. Pero lo que se estimuló fue que rompí aguas unas cuatro horas después, y mi niña nació a la mañana siguiente. Nunca sabré si lo provocó el sacaleches, el montaje del banco, la buena compañía, o que ya estaba lista para salir.

Parir “de verdad”, y dar teta fueron dos espinitas que se me quedaron clavadas después del nacimiento de Parrulín. Desde entonces había leído mucho sobre las dos cosas y aunque no pude lograr la primera porque mi gine estaba de vacaciones, sí conseguí dar teta. Que no fue fácil, que hay que empeñarse mucho para que salga bien y hay que pedir ayuda si se necesita.

La lactancia parece muy natural, muy bonito todo. El bebé nace, te huele, se engancha, y tú estás ahí tumbada o sentada, con tu bebé en brazos, mirándo a tu bebé con arrobo y dando teta llena de pasión. Pero no, ni se engancha tan fácilmente, ni encuentras la postura, ni sientes que te desborda de amor el dar teta ni nada parecido. Te salen grietas, estás incómoda, te duele, tienes mil dudas, y mil opiniones de gente diferente que te aconsejan cosas contradictorias. Y piensas A la mierda todo, marchando un biberón!

En esas estaba yo, no iba nada bien mi lactancia, se estaba convirtiendo en lactancia mixta y yo sabía que aquello conducía al fracaso. Tenía seis días la niña cuando fui a una reunión de la Liga de la Leche. Me ayudó, comprendí que todo lo que me pasaba era lo normal, pero había demasiada gente, demasiadas madres, padres, abuelas, más de 50 personas, estaba abarrotado y era agobiante.

Cuando Xoubiña tenía diez días fui a una reunión de Multilacta en la cocinita de Chamberí y mucho mejor. Eran reuniones de muy poquitas madres, algún padre venía pero nunca fuimos más de 7 o 10 personas. Allí conocí a Vanessa, MI asesora de lactancia. Un amor de mujer la mires por donde la mires, preciosa por dentro y por fuera. Siempre dispuesta a ayudar, responder las dudas, darte ánimos y soluciones para todo. Recuerdo que llegué llorando y no tenía ningún problema salvo el cansancio e inseguridades típicas de los primeros días, unas palabras de ánimo y una palmadita en la espalda eran lo único que necesitaba. Desde aquel día no volví a darle un biberón hasta que volví a trabajar. Me despidieron del curro y volví a las reuniones, ya sólo por escuchar, me volvieron a admitir en la empresa y me despedí igual que llegué, llorando unas lagrimitas.

Digo que Vanessa es MI asesora de lactancia no sólo por lo bien que suena, que suena muy bien Dice mi asesora de lactancia que...( No me puedo permitir una personal shopper pero tengo una asesora de lactancia! Ole!) Es mi asesora porque siempre me ha asesorado, tanto en las reuniones como por wachap. La llamé agobiada cuando murió mi madre para preguntarle si se podía cortar la leche por pena, frase que me habían repetido numerosas veces en el tanatorio. La escribí cuando la pediatra me dijo que “estaba estropeando el metabolismo de la niña” y en otros casos puntuales en los que he necesitado consejo.

Y yo la veía en aquellas reuniones con una niña de dos añitos que se enganchaba y desenganchaba constantemente y decía “Esta no, la otra” y cambiaba de teta y yo pensaba ni loca llego yo a los dos años de lactancia, vamos, con lo que me está costando que salga bien los primeros días! 

Pues sí, sorprendentemente hemos llegado. Dos años de lactancia… y lo que nos queda! Mientras ella quiera y yo me deje…

Ha salido todo bien en el sentido de que no hemos tenido grandes problemas, salvo la cándida aquella tan dolorosa, pero que encontramos ayuda y solucionamos rápidamente. Bien en el sentido de que le sigue encantando y se pone como loca cuando me quito la ropa, que les canta “Campeonas, campeonas, oe, oe, oe” y yo me muero de risa, les hace pedorretas, dice “Te quero teta” y les da besos. Todo eso cuando se desengancha porque lo normal es que primero se tire hacia ellas como una loca.

Ahora además de cariño, consuelo y alimento también son un juguete para ella. Le da teta a sus muñecos, mientras ella se engancha a una me pone a Peppa Pig en la otra y yo pienso… Lo que me faltaba!

No tan bien en lo que se refiere al cansancio, estoy muy cansada, llevo dos años sin dormir más de 2-3 horas seguidas, hoy en día sigue pidiendo varias veces de noche. Y cuando digo varias digo que por lo menos son 3 o 4 en un día bueno, si tenemos en cuenta que duermo unas siete horas, me sale una estadística de sueño desastrosa. Esas madres que dicen que no se enteran si mama o no durante la noche me causan una envidia tremenda, yo me despierto siempre, a veces consigo dormirme durante, pero despertarme me despierto seguro.

Nunca creí que duraría tanto mi lactancia y estoy agotada, pero me siento incapaz de destetar. Me encantaría que ya no quisiera más, tendría unos sentimientos encontrados, seguro, pero no me veo capaz de quitársela yo a propósito, de negársela y que lo pase mal la pobre chiquilla. Lo de “no ofrecer, no negar” no me funciona, significa que cuando quiere, quiere y cuando no, no, que es exactamente lo mismo que sucede ahora.

Aunque no he tenido que oír comentarios negativos porque me muevo en círculos cerrados en los que ya todos me han visto dar teta mil veces, empieza a darme cierta vergüenza hacerlo fuera de casa e intento convencerla para aplazarlo. A veces cuela y a veces no, pero es un pasito al menos.

Comentarios desafortunados sí he oído, desagradables no, pero a veces sí me han dicho desconocidas que si ya no alimentaba y tal. Yo les doy la razón en todo. Si quieren una asesora de lactancia, que llamen a Vanessa, no estoy yo para enseñar a nadie y menos si no quiere!

Amigos, de buen rollo, sí me han preguntado lo típico que hasta cuando pensaba darle teta. Pues no sé, mientras ella quiera y yo me deje… es lo que les respondo siempre. No tiene pinta de terminar pronto, la verdad. Parrulín, que es un mayorzote de 6 años, sigue tomándose un biberón después de cenar. Hemos intentado cambiárselo por un vaso, hemos intentado “olvidarlo” en Madrid cuando fuimos a Galicia, pero el muy cuco (algo habría oído o algo se habría olido) había metido dos en su mochila de los juguetes. Dos!

Y yo pienso, ¿si fuera de teta seguiría todavía? Y volvería a contestarme a mí misma que no, ni loca, con seis años, ni hablar! Pero lo diría con la boca chica, por si acaso, que yo creo que no pero nunca se sabe. Mientras ella quiera y yo me deje…

Mamá de Parrulín y de Xoubiña, lactante.
Otro día más.
Sean buen@s y felices.

2 comentarios:

  1. hermoso!!! ennhorabuena por esa lactancia...!!
    ya quisiera yo que mi niña siga tomando al menos biberón :(

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  2. Como si lo hubiera escrito yo! Dos años y tres semanas...no lo habria pensado nunca...y cada mala noche (que no son muchas) pienso que voy a destetar...pero luego me lo pienso y no...como tu dices...hasta que ella quiera y yo me deje ;-). Felicidades a Xoubiña, que mayor ya!

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